Wilnelia Merced: una Cenicienta que cumplió todos sus deseos
A través de su reinado creó conciencia de la necesidad que hay en el mundo
La historia de la Cenicienta se dio para Wilnelia Merced hace 41
años, cuando su madre, Delia Cruz, decidió pedir un préstamo en una
financiera de Caguas para enviar a su hija a participar en el concurso
de Miss Mundo en Londres, luego de que ganara un concurso de modelos en
ese, su pueblo natal. Su madre no pudo ir, el dinero no alcanzaba, pero
la acompañó el matrimonio Goyco, padres de la exsenadora y exreina de
belleza Ana Nisi Goyco.
“Llegué a Londres con 7 maletas, incluyendo un baúl de madera que se necesitaron dos personas para cargarlo a mi llegada a Londres. Nada de lo que llevaba era realmente mío (la mayoría de su ropa era del diseñador puertorriqueño Osvaldo Morales). Al final mi madre tuvo que pagar por mis pasajes y el del matrimonio Goyco cuya hija Había competido antes en Miss Mundo. Ella pensó que ellos me podían ayudar en el caso de que necesitara firmar algún documento o asistencia en la competencia”, relató Wilnelia quien en aquel entonces tenía 17 años.
Era la primera vez que la empresaria y diseñadora de la marca Wilnelia Forsyth London, viajaba fuera de la Isla.
“Me fui con el corazón lleno de ilusiones y con la idea de cualificar entre las 15 semifinalista. Sería la primera vez en la historia que Puerto Rico entraría entre las favoritas”.
No hablaba inglés y era todavía una muchachita ingenua, pero avispada, como lo demostró cuando pensó en romper los estereotipos de los bañadores blancos y se puso uno con diseños en Cebra que vio en la vitrina de la tienda Lilly Whites en Londres.
“Le comenté a mi chaperona, Teresa Gómez, que si desde la distancia donde estábamos en la calle ese traje de baño se podía distinguir, tendría el mismo efecto en el escenario”.
Teresa, de nacionalidad española, fue para Wilnelia su mejor aliada. Después del concurso quedaron como amigas hasta el día de hoy, y se convirtió en la madrina del único hijo de Merced, Jonathan Joseph Forsyth, que ahora tiene 30 años.
“Desde que llegué al concurso Teresa me vio como ganadora, al igual que mucha gente en la organización pero yo no lo supe hasta ganar. Me enteré porque hubo gente que ganó mucho dinero con las apuestas que en ese entonces se llevaban a cabo en Londres en las grandes casas de apuestas... Nunca conté con el respaldo de ninguna organización, ni con ninguna cirugía o entrenamientos, solamente con un simple curso de modelaje y sin haber terminado mi cuarto año me lancé al mundo”.
A carcajadas Winnie –como la llaman sus íntimos – compartió cómo aquella nena se manejó en la pregunta final que conquistó al jurado.
“Le dije que hablaba ‘a Little bit of english’, entonces él quiso preguntarme en español si me gustaba la cocina y sonó cuchina, así que yo le respondí ‘sí en Navidad’ porque pensé que me hablaba del cochino, el cerdo. Al final me pusieron una intérprete”.
A través de su reinado Wilnelia creó conciencia de toda la necesidad que hay en el mundo, de esa “belleza con propósito” que la organización ha utilizado como lema en sus concursos para recaudar fondos y llevar ayuda cada año dondequiera que se necesita. Por eso en el 1994 creó la Fundación Wilnelia Merced Forsyth que ha beneficiado albergues, menores con condiciones de salud difíciles y escuelas. En este sentido ha logrado que miembros de la realeza británica como Sara Ferguson, duquesa de York, y el príncipe Michael de Kent, primo de la reina Isabel, viajaran a Puerto Rico para participar de diferentes galas.
El triunfo de la hoy graduada de apreciación del arte fue tan importante y dejó tanto dinero en contratos para la Organización de Miss Mundo como modelo de grandes diseñadores de moda mundial, incluso trabajó en París, que ella sólo pudo viajar a Puerto Rico dos veces en su año de reinado. Una de estas fue para su recibimiento que inició en San Juan y terminó en Caguas con una gran fiesta de pueblo.
Recibimiento de la beldad
Con el triunfo de Wilnelia Puerto Rico se tiró a las calles a celebrar, su recibimiento fue apoteósico. A su llegada la subieron a una carroza de cristal que la paseo por la vía flubiar hasta el Viejo San Juan donde fue recibida en La Fortaleza por el entonces gobernador Rafael Hernández Colón y su esposa, Lila Mayoral. Luego hizo su entrada a su natal Caguas, pero antes la carroza se detuvo en el Barrio Cañas y en el Barrio La Barra para saludar a sus abuelas.
Para Caguas ella ha sido su reina por siempre; hace unos meses le dedicó la sala, Wilnelia Merced Frosyth, en la nueva alcaldía William Miranda Marín.
“Me sorprendió y me emocionó profundamente aquella multitud, tanta gente que no conocía y me demostraba ese orgullo, esa felicidad, que celebró conmigo mi triunfo, y el que en un momento te conviertes en una celebridad. Lo que hoy vivirá nuestra reina, Stephanie del Valle”.
Wilnelia arribó a la Isla en aquel noviembre de 1975 con su mamá que la fue a esperar en el aeropuerto de Nueva York para acompañarla en su recibimiento, un gesto que según dijo la emocionó mucho.
“Aquí me esperaba mi papá, mi hermano Quico, mi familia, amistades, y los estudiantes de la escuela Manuela Toro de Caguas, de donde me gradué de cuarto año al otro día de estar en Puerto Rico con mi toga y mi corona”.
Confesó que durante ese año de reinado maduró mucho, pero que encontró en Julia Morley, presidenta de Miss Mundo, a “un hada madrina que me cuidó”.
http://www.elnuevodia.com/entretenimiento/farandula/nota/wilneliamercedunacenicientaquecumpliotodossusdeseos-2280562/
“Llegué a Londres con 7 maletas, incluyendo un baúl de madera que se necesitaron dos personas para cargarlo a mi llegada a Londres. Nada de lo que llevaba era realmente mío (la mayoría de su ropa era del diseñador puertorriqueño Osvaldo Morales). Al final mi madre tuvo que pagar por mis pasajes y el del matrimonio Goyco cuya hija Había competido antes en Miss Mundo. Ella pensó que ellos me podían ayudar en el caso de que necesitara firmar algún documento o asistencia en la competencia”, relató Wilnelia quien en aquel entonces tenía 17 años.
Era la primera vez que la empresaria y diseñadora de la marca Wilnelia Forsyth London, viajaba fuera de la Isla.
“Me fui con el corazón lleno de ilusiones y con la idea de cualificar entre las 15 semifinalista. Sería la primera vez en la historia que Puerto Rico entraría entre las favoritas”.
No hablaba inglés y era todavía una muchachita ingenua, pero avispada, como lo demostró cuando pensó en romper los estereotipos de los bañadores blancos y se puso uno con diseños en Cebra que vio en la vitrina de la tienda Lilly Whites en Londres.
“Le comenté a mi chaperona, Teresa Gómez, que si desde la distancia donde estábamos en la calle ese traje de baño se podía distinguir, tendría el mismo efecto en el escenario”.
Teresa, de nacionalidad española, fue para Wilnelia su mejor aliada. Después del concurso quedaron como amigas hasta el día de hoy, y se convirtió en la madrina del único hijo de Merced, Jonathan Joseph Forsyth, que ahora tiene 30 años.
“Desde que llegué al concurso Teresa me vio como ganadora, al igual que mucha gente en la organización pero yo no lo supe hasta ganar. Me enteré porque hubo gente que ganó mucho dinero con las apuestas que en ese entonces se llevaban a cabo en Londres en las grandes casas de apuestas... Nunca conté con el respaldo de ninguna organización, ni con ninguna cirugía o entrenamientos, solamente con un simple curso de modelaje y sin haber terminado mi cuarto año me lancé al mundo”.
A carcajadas Winnie –como la llaman sus íntimos – compartió cómo aquella nena se manejó en la pregunta final que conquistó al jurado.
“Le dije que hablaba ‘a Little bit of english’, entonces él quiso preguntarme en español si me gustaba la cocina y sonó cuchina, así que yo le respondí ‘sí en Navidad’ porque pensé que me hablaba del cochino, el cerdo. Al final me pusieron una intérprete”.
A través de su reinado Wilnelia creó conciencia de toda la necesidad que hay en el mundo, de esa “belleza con propósito” que la organización ha utilizado como lema en sus concursos para recaudar fondos y llevar ayuda cada año dondequiera que se necesita. Por eso en el 1994 creó la Fundación Wilnelia Merced Forsyth que ha beneficiado albergues, menores con condiciones de salud difíciles y escuelas. En este sentido ha logrado que miembros de la realeza británica como Sara Ferguson, duquesa de York, y el príncipe Michael de Kent, primo de la reina Isabel, viajaran a Puerto Rico para participar de diferentes galas.
El triunfo de la hoy graduada de apreciación del arte fue tan importante y dejó tanto dinero en contratos para la Organización de Miss Mundo como modelo de grandes diseñadores de moda mundial, incluso trabajó en París, que ella sólo pudo viajar a Puerto Rico dos veces en su año de reinado. Una de estas fue para su recibimiento que inició en San Juan y terminó en Caguas con una gran fiesta de pueblo.
Recibimiento de la beldad
Con el triunfo de Wilnelia Puerto Rico se tiró a las calles a celebrar, su recibimiento fue apoteósico. A su llegada la subieron a una carroza de cristal que la paseo por la vía flubiar hasta el Viejo San Juan donde fue recibida en La Fortaleza por el entonces gobernador Rafael Hernández Colón y su esposa, Lila Mayoral. Luego hizo su entrada a su natal Caguas, pero antes la carroza se detuvo en el Barrio Cañas y en el Barrio La Barra para saludar a sus abuelas.
Para Caguas ella ha sido su reina por siempre; hace unos meses le dedicó la sala, Wilnelia Merced Frosyth, en la nueva alcaldía William Miranda Marín.
“Me sorprendió y me emocionó profundamente aquella multitud, tanta gente que no conocía y me demostraba ese orgullo, esa felicidad, que celebró conmigo mi triunfo, y el que en un momento te conviertes en una celebridad. Lo que hoy vivirá nuestra reina, Stephanie del Valle”.
Wilnelia arribó a la Isla en aquel noviembre de 1975 con su mamá que la fue a esperar en el aeropuerto de Nueva York para acompañarla en su recibimiento, un gesto que según dijo la emocionó mucho.
“Aquí me esperaba mi papá, mi hermano Quico, mi familia, amistades, y los estudiantes de la escuela Manuela Toro de Caguas, de donde me gradué de cuarto año al otro día de estar en Puerto Rico con mi toga y mi corona”.
Confesó que durante ese año de reinado maduró mucho, pero que encontró en Julia Morley, presidenta de Miss Mundo, a “un hada madrina que me cuidó”.
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