“Recuerdo, cuando niña, haberme subido al baño para mirarme si tenía las piernas suficientemente largas como para presentarme a un concurso de belleza”. Con esas palabras Cecilia Bolocco rememora el comienzo de lo que sería una gran historia para ella y para todo Chile, la cual se coronó la mañana del 27 de mayo de 1987 en Singapur (la noche del 26 de mayo en nuestro país), cuando fue elegida como Miss Universo.
Esta semana se cumplen 30 años de aquel hecho que marcó a Cecilia y a toda la nación, y en su hogar de Santiago, en donde tiene en un lugar privilegiado su trofeo y su corona, Bolocco recibe a T13.cl. Ahí se relaja y habla de las tres décadas que se están cumpliendo desde que se transformara en la mujer más bella del universo, cambiando para siempre su destino y el de los chilenos, quienes por primera y única vez -hasta ahora- han tenido a una compatriota como Miss Universo.
Con 52 años recién cumplidos, la ex animadora de “Viva el lunes” recuerda que “desde los 16 me empezaron a buscar para que me presentara al Miss Chile, me decían `tú puedes ganar´, por lo que se fue gestando en mí esa idea de que podía ser cierto. Sin embargo, yo al momento de presentarme al concurso tuve muchas dudas, no sabía en realidad si hacerlo, porque si ganaba iba a quedar con el rótulo de Miss y mi sueño era ser una mujer independiente y emprendedora. Por lo mismo, al poco tiempo de entregar la corona, me fui a trabajar en CNN, ya que me planteé grandes desafíos después de eso y lo que hice finalmente fue seguir desarrollándome”.
A los 21 años, Cecilia Bolocco llegó como candidata al Miss Chile, el cual ganó holgadamente el lunes 20 de abril de 1987. Un mes más tarde, arrasó en Singapur. “El triunfo en sí mismo fue muy inesperado, para todos era muy poco probable. Hay una anécdota muy especial que demuestra eso, que es que cuando parto a Singapur, con escala en Colombia, la gente de la revista Paula llevaba los documentos del concurso para que firmara el contrato con ellos por el Miss Chile por un año, pero también había que firmar un documento en la eventualidad de que saliera Miss Universo, entonces este señor sentado en ese aeropuerto antiguo me dice `me tienes que firmar este contrato y este otro no importa tanto porque es en el caso de que salgas Miss Universo´… y yo le digo `¡cómo qué no importa tanto!´. A ese nivel llegaba la poca confianza”.
La Miss Universo 1987 recalca que “Chile vivía una época muy gris, en plena dictadura, muy aislado del mundo y, además, dividido en su interior, por lo que cuando gané fue una alegría para todos y muy impensada. Todos pensaban que nosotros, por pertenecer a uno de los países del rincón del planeta y sin ningún tipo de relaciones internacionales, porque estábamos bastante aislados en términos comerciales y políticos, no podíamos ganar nada. Y creo que impactó mucho más que si hubiera en cualquier otro país o en cualquier otro momento de nuestra historia, porque era un momento en que no habían alegrías, donde no habían cosas que nos unieran como chilenos y donde lo que se logró, si bien era muy poco relevante porque un concurso de belleza no tiene ninguna importancia, le dio un impulso emocional a la mujer chilena y lo hizo sentir propio para ellas. Y pienso que han sido ellas las que se han encargado de traspasarlo de generación en generación”.
El fracaso en Miss Sudamérica
El camino para llegar a Miss Universo, y lo que vino después, no fue fácil: “hubo un tremendo momento de flaqueza en el trayecto a Singapur, porque hicimos una escala en Colombia para el Miss Sudamérica y yo llegué con todo el entusiasmo y garra, pero al segundo día fue la final del Miss Sudamérica ¡y yo no clasifiqué!… me quebraron las alas antes de llegar a mi destino final. Yo me sentía desolada, fue tremendo lo que pasó en mi interior, hasta te diría que sentí vergüenza de seguir en esta competencia porque yo pensaba que tras eso no tenía ninguna posibilidad de ganar el Miss Universo. Simplemente se me rompieron mis sueños”.
Pero, ¿qué pasó? ¿Por qué le fue tan mal en el Miss Sudamérica? “Yo llegué y el concurso ya había comenzado. Esto era en Cartagena de Indias y me tocó compartir pieza con Miss Paraguay y al entrar a nuestra habitación veo un diario en donde en portada salían las favoritas, Miss Venezuela y Miss Colombia, entonces yo me dije `¿cómo ponen las favoritas si no hemos llegado todas?´. Eso me hizo un ruido, pensé `¿cómo hago para que vean?´. Pero nada hubo que hacer, al día siguiente fue la coronación y no hubo tiempo de nada, por lo que llegué destrozada a Singapur, con el alma rota”, confiesa Bolocco.
A su hotel en Singapur arribó a las 3 de la madrugada, tremendamente triste, y mientras no podía dormir, empezó a hacer ejercicios de respiración para conciliar el sueño y, como ella misma cuenta, “de repente siento una voz que me asaltó, era mi voz interna y me dijo `Cecilia, esto no es un castigo, o sea, tú acabas de llegar a Singapur, mañana vas a empezar a competir en este concurso, y más allá de competir, es una maravillosa oportunidad de representar a tu país, puede ser una experiencia inolvidable y hazla grandiosa´. Y ahí vi dos caminos, o me echaba a morir y mañana amanecía y empezaba a vivir esta agonía, porque imagínate lo que era estar compitiendo con todas estas cabras un mes y desmoralizada, o llena de entusiasmo y alegría hago lo mejor que pueda y doy lo mejor de mí y disfruto cada situación… entonces empecé así”, poniendo énfasis en que “hubo un cambio de postura y dije `voy a dar lo mejor de mí´, incluso aunque no hubiera ninguna posibilidad de triunfo. Ahí estaba mi gran desafío… y fueron tanto mi entusiasmo y mis ganas de hacerlo bien y de ser la mejor versión de mí misma, que terminé ganando”.
Hoy la diseñadora de vestuario señala que “estoy segura de que si yo no hubiese fracasado en el Miss Sudamérica, probablemente no habría ganado el Miss Universo. Eso me enseñó a mí, que lo he visto replicado en muchas otras situaciones en mi vida, que uno para acceder al éxito u obtener un gran logro, tiene que estar dispuesto a caerse y a fracasar y tiene que aprender a abrazar el fracaso, porque el que llega a la cima no es el que no se cayó nunca, es el que se levantó siempre… y yo me he caído muchas veces, pero me he levantado siempre. La vida es eso, es una prueba, y eso siempre ha estado en mi ADN. Yo tuve la capacidad esa noche de darme cuenta que eso era una bendición y no un castigo; y por muy difícil que se vea acceder a una meta, si uno pone lo mejor de sí mismo, probablemente, puede cambiar ese destino”.
“Yo dije que si clasificaba entre las diez, iba a ganar”
Cecilia Bolocco relata que la noche que llegó a Singapur “tomé una decisión, que fue no competir con el resto, sino que competir conmigo, procurar ser la mejor versión de mí misma, y eso hizo que yo siempre estuviera de buen humor y agradecida de las oportunidades”.
Y eso que le pasaron varias anécdotas que podrían haber sido mortales para otras candidatas. “El día final, cuando estaba tras bambalinas y me empiezo a arreglar para salir con el vestido de noche, abro la cajita de los aros y estaban rotos… los aros que me puse me los prestó Miss Bolivia; y voy a abrir el lápiz labial para pintarme y estaba todo derretido y se me chorreó todo, y Miss Colombia me prestó su lápiz labial. Entonces todo eso me podría haber desmoralizado, pero no. Ninguna prueba logró desmoralizarme, para mí lo más importante era mi actitud”, destaca la ex reina de belleza, añadiendo que también quedó muy mal peinada tras lucir el traje típico, pero que eso “no mermó mi entusiasmo, alegría y mi dicha. Ese día yo no estaba compitiendo con nadie. Yo ya me sentía triunfadora porque sentía que había dejado una huella en el concurso y sentía que la organización y todos los que trabajaban en ella me adoraban. Ahora, yo dije que si clasificaba entre las diez, iba a ganar”.
En ese sentido, el ex rostro de Canal 13 declara que “yo me sentía tan distinta que dije `o gano o ni siquiera clasifico´, como lo que me había pasado en Miss Sudamérica, era todo o nada”.
La entrevista con Bob Barker
“Esa entrevista fue fantástica”. Así cataloga Cecilia Bolocco el diálogo que tuvo con el animador del Miss Universo, Bob Barker, y que para muchos fue clave para que ella ganara. De partida, aclara que siempre pensó en pedir traductor si llegaba a esa instancia, para que así en Chile se entendieran las preguntas y las respuestas… “todos me decían tú querías ganar tiempo y nada que ver, si las preguntas eran ridículas, no eran de física cuántica”, destaca la entonces candidata a ser la mujer más bella del planeta.
Más allá de lo especial que se dio en pantalla con Barker, Cecilia confidencia lo que no se vio y que marcó su vínculo con el animador: “a nosotras nos llevaban siempre a ensayar al teatro y uno de estos ensayos era para aprender las ubicaciones y las salidas del teatro de las ochenta concursantes, y después si quedabas entre las diez o dentro de las cinco. Todo una por una y, como éramos muchas, ensayábamos en grupo de a diez y te hacían ponerte en la ubicación de las diez semifinalistas y luego la entrevista, para que tú supieras cuál era la cámara. Y a mí me tocó ensayar con Bob Barker, porque él, como animador, también tenía que ensayar. Yo no lo conocía, él tampoco me conocía y viene y me llama a mí, me hace la entrevista en forma de ensayo, me pregunta en inglés, yo le respondo en inglés y luego siguió entrevistando a las otras niñas y nosotras seguimos el ensayo hasta si alguna de nosotras era la ganadora. Y cuando termina el ensayo, busco a mi chaperona y ella estaba en la platea con Bob Barker, entonces bajo, lo saludo y él me dice `¿por qué pediste traductor si tú hablas inglés?´... y a mí me sorprendió. Yo dije `¿cómo va a saber que pedí traductor?´, pero le expliqué las razones y ahí él me mira y me dice `bueno, si es que quedas entre las diez´, y se da la media vuelta y se va. Y yo dije `¡pero qué pesado!´”.
Ya en el programa en vivo, la ex figura de TV rememora que “en la final me nombran en décimo lugar, por lo tanto, fui la última en ser entrevistada, igual que el año anterior, donde había estado Mariana Villasante y el animador estaba cansado de hacer tantas entrevistas y cuando llegó el minuto de ella, no le dio mucha bola, no tuvo mucha paciencia con ella. Ella le dijo `¿me repite la pregunta por favor?´ y él le dijo `no, no te preocupes, gracias´, algo así, porque era taimado el señor, tenía su cancha y él manejaba a su antojo todo, lo cual me parecía muy bien porque le daba carácter al concurso”.
¿Y qué pasó entonces? Cecilia Bolocco revela todo paso a paso. “Cuando llego al centro del escenario, Bob me queda mirando y me pregunta en inglés `¿vas a querer traductor?´. Yo lo tomé como algo especial porque ya algo sabía de lo que iba a pedir, y en vez de sí o no, le digo `yo hablo un poquito de inglés´, y antes de que yo terminara, él pide traductor. Ahí Barker parte diciéndole a la traductora lo que tiene que decir, la traductora me traduce en español, yo contesto en español y la traductora le traduce a él inglés y él me hace un comentario de `¿vas a hacer todas esas cosas? Vas a estar muy ocupada´, entonces yo le digo `no las voy a hacer todas juntas, las voy a hacer una por una´”.
Así partió un diálogo memorable y recordados por todos quienes vieron esa gran final del Miss Universo. Tras lo anterior, Cecilia continúa su relato: “viene la segunda pregunta, la traductora me traduce, yo contesto en español y antes de que la traductora tradujera, el animador dice `yo entendí perfectamente lo que dijiste, dijiste esto, esto y esto´. Porque yo sabía que él sabía que yo hablaba un poco de inglés, pero yo no sabía que él hablaba en español, por lo que le digo `wow´, le doy como un palmotazo en la espalda´ y le digo `¿por qué no me hiciste la entrevista en español? ¿Por qué me estás entrevistando en inglés? Y me mira y me pregunta `¿y tú qué haces hablándome en inglés?”.
De esta manera, ya se había generado una complicidad especial entre la entonces candidata de belleza y Bob Barker; pero hubo más: “luego le digo `¿por qué no haces de nuevo la pregunta, pero en español para que en mi país la entiendan´? Él me dice `yo te voy a dar una gran oportunidad´ y empieza a hablarme en inglés. Sin embargo, solo le entendí algo de hacer un comercial y le pregunto si es en inglés y él me contesta que `sí´. Yo le comento entonces `no, en español´ y él me señala que `si es así, no hay comercial´. Y ya en inglés, le manifiesto que voy a tratar de hacerlo y ahí él me dice `no, yo tengo una idea mejor´... y me empieza a hablar al oído”.
Ahí comienza lo que posteriormente pasaría a ser un gran mito popular y la duda de una pregunta que todos los chilenos se terminaron haciendo, ¿qué le dijo Bob Barker a Cecilia Bolocco al oído? Ella confiesa que “me hablaba rápido y murmurado y no le estaba entendiendo nada, entonces lo voy a interrumpir, pero después pienso ¿cómo lo voy a interrumpir? Qué perna, que termine no más y le escucho al final Santa Claus. Lo único que le entendí era eso, y como me había pedido un comercial, dije `¡qué buena idea!´, por lo que me doy vuelta, le doy las gracias y dije, con Santa Claus, `ustedes pidan para Navidad al Viejito Pascuero que les traiga un sweater diseñado por mí. Y ahí dije el comercial cortito en inglés y eso fue todo”.
De esta forma, se dio una particular entrevista, acerca de la que Cecilia manifiesta que “fue mi serenidad la que me permitió hacer todo eso. Yo lo entrevisté a él, yo lo desafíe al decirle `si habla español, ¿por qué no me entrevista en español?´ y él sale con la frase ¿y tú por qué estás hablando en inglés ahora? Entonces se produjo una complicidad y un juego bien especial”.
La Miss Universo de hace 30 años declara que “fue todo muy espontáneo y muy natural, y después Bob Barker me mandó una carta con el tarjetón que él tenía con mis datos, que es lo que uno tiene para hacer la entrevista. El fue el último año que animó el concurso y me escribió que no había podido tener una mejor manera de despedir el Miss Universo que habiendo coronado a la mejor de toda la historia, por haberle entregado y dado la mejor entrevista que jamás había hecho. Y yo dije `¡qué amoroso!´. Es que yo creo que nadie nunca le había dicho lo que yo le dije”, a lo que agrega que “lo que pasa es que cuando uno no compite, uno está muy relajado, y cuando uno no tiene miedo de ser quién es, uno dice lo que siente y lo que piensa”.
Así es como la mujer que llegó a ser la más bella de todas a nivel planetario aclara con detalles lo que dijo al oído Bob Barker ese 27 de mayo de 1987: “de verdad que eso fue lo que me dijo… Santa Claus, el resto no le entendí. Yo lo iba a interrumpir para decirle ´de nuevo´… pero esperé”.
¿Y no estaba nerviosa de no entenderle mientras le hablaba al oído? “Estaba muy concentrada, tratando de entenderle. No obstante, lo importante no fue la respuesta, fue la energía, la actitud, la espontaneidad, el salir del paso, el interrumpirlo si era necesario o no interrumpirlo. Lo mío era súper espontáneo y decir las cosas que siento”.
Y dentro de eso es que Cecilia también recuerda que en las entrevistas con el jurado, previas a la final en vivo, ella le respondió a un juez que no le gustaba ir al cine porque con el poco tiempo que tenía, prefería compartir con sus amigos, y que si la hacían elegir por algún tipo de cintas, ella tenía claro las que no le gustaban: “yo le dije que no iría a ver por ningún motivo las películas violentas y de guerra, porque con todo lo que tenemos de dolor que soportar en nuestras vidas, ir a encerrarnos al cine para ver el drama humano de la guerra, eso sí que yo no lo haría… y el jurado se larga a reír”. Es que era el productor ejecutivo del filme “Pelotón”, Arnold Kopelson, quien, según Bolocco, “no lo podía creer, pero quedó encantado, porque dijo que yo había dicho lo que pensaba… ¿y habrá algo más seductor que la verdad?”.
“Todo era magnífico, pero ¿con quién lo compartía?”
“Lo más duro fue estar sola. Todo en la vida es como un caramelo, es dulce, pero dura, y siempre hay momentos de pruebas y siempre cuando uno recibe algo, pierde algo”. De esta forma, Cecilia confiesa el lado amargo de haber sido Miss Universo, añadiendo que “había algo que no había sopesado de verdad, que era estar lejos de mi familia un año más, principalmente por la Diana (su hermana menor), porque estaba creciendo y me daba mucha pena estar lejos. Además, hace un año que había muerto mi hermano, entonces de pronto que faltáramos dos, iba a ser muy fuerte”.
En ese sentido, la entonces recién coronada Miss Universo dice que “recuerdo haber llorado mucho en el trayecto desde Singapur hacia Los Angeles. Y después, durante todo ese año, sentía una muy fuerte presión sobre mis hombros, una gran responsabilidad, y esa era no solo la de ser la más bella, sino que la mejor, porque también yo no me sentía tan guapa como para haber ganado el Miss Universo. Yo sabía que había ganado por mi personalidad y por mi actitud, por lo que tenía el peso de lucir radiante, cuando estaba agotada y no me sentía bien”.
Y durante mucho tiempo Cecilia no estuvo bien, específicamente en los primeros meses de su reinado. De partida, el primer día como Miss Universo en la suite presidencial de su hotel en Singapur, no tuvo con quien celebrar. “Me cerraron la puerta y me quedé sola… no tenía a quien abrazar. Pero la pena me vino al día siguiente, cuando en el vuelo desde Singapur a Los Angeles, quien me acompañaba de la revista Paula, Susana Marín, me entrevistó y me preguntó por Chile y por mi familia, y ahí lloré por estar lejos de ellos”.
Bolocco rememora que en su vida en Estados Unidos, en donde debió quedarse por los compromisos de su reinado, “todo era magnífico, pero ¿con quién lo compartía? Si lo lindo de la vida es compartir”.
Dentro de esto es que confiesa que “recuerdo haber estado varias veces en esa terraza magnifica en mi departamento en Beverly Hills y viendo para abajo cómo la gente vivía su vida y yo no tenía dónde ir y no tenía con quién juntarme, solo tenía puros deberes, entonces era raro, era sentirse viviendo una vida muy impuesta. Me sentí como secuestrada por decirlo de alguna manera por el título. Por suerte sabía que era momentáneo”.
Tres meses después de ganar el Miss Universo, volvió a Chile y, al bajarse del avión, sacó toda la pena contenida al ver a mucha gente esperándola, “ahí por primera vez no me sentí sola en ese triunfo. Era celebrar con todos y que era algo nuestro. Lo que pasó ahí fue muy lindo”.
Es que el Miss Universo tuvo su lado de agraz. Tras el concurso, se acabó el pololeo de Cecilia de ese entonces, sus cercanos la empezaron a ver de manera distinta y ella hasta terminó renegando del concurso: “una época luché contra ese título porque era más fuerte que Cecilia, sentía que el hecho de ser Miss Universo era más valioso que ser Cecilia, y agarré la corona y el trofeo, porque no quería saber de ellos, y los dejé en la bodega… hasta que me reconcilié con ellos y entendí que era parte de mi historia, y que si me llamaban reina, debía ser un privilegio y un orgullo, porque fue un momento muy importante para Chile cuando sucedió y, en especial, para las mujeres”.
“¿Quién me manda a decir esa barbaridad?”
A su regreso al país, Cecilia participó en varias actividades, pero hay una de la que no hay un buen recuerdo, cuando en medio de días congestionados, mandó a los universitarios a remitirse a cumplir con sus labores en las salas de clases.
“Yo me arrepiento de muchas cosas y sin lugar a dudas que me arrepiento de una actitud que adopté al comienzo y sobre todo graficada en esa frase, de mucha arrogancia”, es lo que dice Bolocco al partir con su mea culpa al respecto.
La Miss Universo 1987 declara que “me sentí muy presionada porque me preguntaron hasta el cansancio, y yo no sabía lo que había ocurrido y menos sabía que había una persona herida, porque nadie podría decir en su sano juicio una barbaridad así y menos yo, porque yo siempre he sido muy medida para decir lo que pienso y lo que opino”.
A lo anterior, agrega que “cuando me comentan que los estudiantes están demandando esto, esto y lo otro, ¿y qué les dirías?, yo salgo con la frase pelotuda. ¿Quién me manda a decir esa barbaridad?... y con una arrogancia como si supiera de lo que hablaba. Desde ahí en adelante nunca más hablo de algo hasta que no sepa bien de qué se trata”, destacando que “me sirvió de lección, pero me dolió el alma”.
El karma del amor
“El hecho de haber ganado el Miss Universo no fue haber llegado a la cúspide, fue un paso más. De ahí en adelante fue otro y otro y otro. De verdad que para mí era un pequeño peldaño, porque yo soy una persona demasiado inquieta y finalmente necesito sentirme desafiada, entusiasmada y vivir con pasión. Yo no puedo quedarme de brazos cruzados. Ahora quizás, no es que me haya cruzado de brazos, pero estoy disfrutando más mi vida y es porque encontré a un compañero (el empresario José Patricio Daire)”, confiesa la ex anfitriona de “La noche de Cecilia”, a lo que añade que “eso hace una grande diferencia, pero todos esos años tras el Miss Universo fueron de un camino en solitario, porque cada vez se hizo más difícil encontrar a un compañero”.
En 1990, a dos años de haber dejado el reinado, Bolocco se casó con el estadounidense Michael Young. “A diferencia de otras parejas, él amaba que yo trabajara y yo lo encontraba maravilloso, porque yo me sentía muy apoyada, yo sentía que él me miraba de igual a igual y para mí eso era fantástico´. Él miraba a la Cecilia, no a la Miss Universo”, relata la ex reina de belleza.
Sin embargo, las cosas tras el matrimonio, con ellos viviendo en Atlanta, nunca marcharon bien. “Yo a los tres meses estaba súper triste, o sea, yo llegaba todos los días a las 11 de la noche y la casa estaba apagada y él dormía, y yo decía `¿por qué duerme? ¿Por qué no me esperó?´”, manifiesta Bolocco, agregando que “a mí me iba cada vez mejor en el trabajo y a él no le iba tan bien… y me empecé a encontrar cada vez más sola. Por ejemplo, llegaba el día domingo, que era mi día libre, y llamaba a Chile y estaban todos en un asado en familia, comiendo empanadas y tomando un pisquito sour. Es decir, volví a vivir lo mismo del Miss Universo, estaba sola”.
¿Y nunca le recriminó esto a Young? Cecilia contesta que “¿qué crees tú? A los tres meses le dije `me voy´ y él me dijo ´¿te pegaste en la cabeza?´, y yo le confesé todo: nunca me has esperado despierto, la casa siempre está apagada, no hay un plato de comida pensado para mí o alguien que me diga ¿cómo estuvo tu día? ¡¡¡Algo!!! Entonces le dije `no aguanto más, me voy a un hotel, para que, por lo menos, alguien me traiga una bandeja de comida y me diga buenos días´. Y ante eso, él me dijo `tienes razón, es que estaba acostumbrado a vivir solo y voy a hacer mi mejor esfuerzo y cambiaré´… pero eso nunca pasó, a la semana la cosa estaba igual”.
La animadora de espacios como “Buenas noches Cecilia”, “Aquí se pasa mundial” y “Fama” también confidencia que con el paso del tiempo se cuestionó su vínculo con Michael… “me dije ¿será normal tener un matrimonio así? Mira, te voy a comentar que cuando llevábamos tres años de casados y yo estuve nominada a los Emmy, por guionista, animadora y mejor programa de entrevista, vamos juntos a la entrega de los premios. Estando ahí, viene la primera nominación, no me acuerdo cuál fue específicamente, y gano, agradezco al público, vuelvo a la butaca y dos minutos después él me dice `vamos´, y yo le digo faltan `dos´ y él me dice `pero si ya ganaste, ¿tú crees que vas a ganar los otros dos?´, ante lo que le digo `esperemos un ratito más´… entonces viene la segunda nominación y me lo gané. El tercero no me lo gané, pero eso demuestra un poco cómo era conmigo”.
Tras el fin de su matrimonio con Michael Young, Cecilia Bolocco confiesa que quedó decepcionada de este vínculo, hasta que a fines de la década del noventa conoció al entonces presidente de Argentina, Carlos Menem, con quien empezaría una relación sentimental y con el que se casaría el 26 de mayo de 2001.
“Yo fui muy feliz el primer período del matrimonio. Yo pensé que finalmente había encontrado a la persona”, rememora acerca de su segundo matrimonio. Sin embargo, la distancia, la prioridad que él le dio a la política y él hecho de que "nunca tuvimos un hogar", como ella sintetiza, derivaron en el término de este vínculo.
“¿Sabes cuándo me cayó la teja y me di cuenta que en realidad la que hacía que todo funcionara era yo? Cuando cumplí 40 años y él no llegó a mi cumpleaños… no vino no más”, recuerda la diseñadora de vestuario, y dice que a partir de eso se percató de que tenía “que volver a hacer mi vida”. Es así como a mediados de 2005 regresó a la televisión e hizo una segunda temporada de “La noche de Cecilia”, esta vez en Mega (el primer ciclo fue en Canal 13 en 1999).
Y a pesar de que su proyecto familiar con Carlos Menem no resultó, le dejó a Cecilia lo más amado de su vida, su hijo Máximo, hoy de 13 años de edad. “Tuve la suerte de tener un hijo maravilloso en mi vida… me ha quedado el fruto más bello y eso me hace muy feliz”, declara la ex Miss Universo.
“Ha aparecido por primera vez un compañero”
Hace un año y cinco meses que Bolocco está en pareja con el empresario José Patricio Daire, a quienes sus cercanos llaman “Pepo”.
Y en medio de días en donde se habla de un posible matrimonio entre ellos, ella comenta que “lo único que te digo es que estoy tan feliz, que no quisiera mover nada, es como si estuviésemos casados. Amar a otra persona, que te amen y que uno viva la vida con tanta complicidad y sintiéndome tan acompañada, es genial”.
Dentro de eso, Cecilia recalca que “lo más importante es que a la vuelta de la esquina de mi vida ha aparecido por primera vez un compañero, mi gran compañero. Es que él es un par… y chileno además”, añadiendo que “yo creo que inconscientemente decía que con un chileno no podía estar, porque le iba a costar borrar la imagen de Miss Universo, si la presión del entorno es muy fuerte hacia mí. Pero esto ha sido espectacular y él es un siete y me tiene más feliz que nunca”.
Es por ello que la ex figura del 13 dice no tener planes para volver a la TV, ya que “mi vida la tengo súper armada y enfocada en otras cosas”, destacando que lo último que hizo -“Vértigo” y “Bailando”- fue porque eran algo especial y eran ciclos cortos.
El primero era reemplazar a su hermana Diana y el segundo la volvía a vincular con su gran pasión por el baile. No obstante, hoy son otras sus prioridades más allá de la pantalla chica. “Máximo está en una etapa muy especial, me fascina ser su mamá, acompañarlo en todo y compartir con él sus vacaciones, y también me encanta tener tiempo para estar con mi amor. He trabajado tanto que ahora quiero disfrutar a mi familia”, confidencia la ex villana de la teleserie "Morelia".
Dice que una posible opción de volver a la televisión sería por el Festival de Viña del Mar: “creo que el Festival de Viña es una de las únicas cosas que se podría justificar que yo haría, pero tendría que ver si es que llegase la oferta en algún momento y si puedo hacerlo o no. Analizaría la posibilidad”.
¿Por qué? Ella profundiza que “es un honor estar arriba de ese escenario y como chilena entrevistar a tantos artistas y con el sentido de que hay una historia que sustenta eso. Por ejemplo, cuando yo animé Viña por primera vez (en 1995), me tocó presentar al `Puma´ Rodríguez, a quien ya lo había entrevistado y con quien había estado en su casa, entonces había un respeto y eso yo lo disfruté muchísimo. Esa parte es entretenida y le da otro cariz, y por ahí me gustaría volver a hacerlo. Pero lo han hecho tan bien las que han venido… Carola de Moras ha crecido de manera extraordinaria y me encantaría que lo hiciera Diana, creo que lo haría espectacular. Entonces, antes de hacerlo yo, le corresponde a ella y porqué no a otras también”.
El ocaso de los concursos de belleza
30 años han transcurrido desde que Cecilia Bolocco fue Miss Universo y con ello también ha pasado el tiempo en que los concursos de belleza han perdido su importancia e impacto mediático.
La destacada figura chilena tiene su teoría para aquello: “a nivel mundial, sucede que los noventa fueron los años de la supermodelos, como Cindy Crawford, Linda Evangelista, Claudia Schiffer y Naomi Campbell, entonces aquel lugar en el que tú antiguamente podías ver todo el glamour y toda la belleza, que eran los concursos de belleza, fue tomado por las supermodelos. Y después, en los años 2000, las actrices se empezaron a convertir en mujeres cada vez más bellas y la alfombra roja se convirtió en el lugar del glamour”, a lo que añade que “hoy, si tú no quieres perderte lo más bello y más magnifico en moda, glamour y belleza, tienes que ver la alfombra roja de los Oscar”.
Además, Cecilia pone énfasis en que “los tiempos cambiaron, se fue mutando hacia la mujer profesional, porque en mi época la mujer todavía no irrumpía en el mercado laboral como hoy. En cambio, la mujer de los años noventa era una mujer que trabajaba, por lo tanto, el ícono de la mujer bella era la modelo, o sea, una mujer que trabajaba. Y en los 2000, no era solamente linda, sino que talentosa, es decir, Hollywood”.
En ese sentido, Bolocco señala que “los concursos de belleza siguieron siendo lo mismo y la mujer evolucionó”, agregando que “yo me he mantenido en el tiempo porque he tenido éxito laboralmente, no me quedé solo en ese título. Fui consiguiendo otras cosas”.
Hoy, a tres décadas de su reinado, Cecilia confiesa que “no puedo creer que sean treinta años, porque en verdad es toda una vida y por Dios que han pasado cosas en estos treinta años. Siento muy vivo el cariño y el recuerdo de la gente de ese momento, y lo que me impacta muchísimo es que todavía está muy presente en la gente y eso es muy bonito”.
¿Se hubiera imaginado en 1987 que su vida sería como la que ha tenido y llegar a lo que está hoy? “Jamás me imaginé estar así. He tenido una vida magnífica, han sido treinta años con todo lo que te podrías imaginar, con muchos logros, dolores y sinsabores, como la vida de todos, pero tengo la gran bendición de poder mirar para atrás, ver lo que ha pasado en estos treinta años y sentirme muy orgullosa de la vida que he construido, porque he sido muy consecuente con lo que ha sentido mi corazón”, responde la gran figura femenina del espectáculo chileno, la misma que sintetiza que “yo me he escuchado y he hecho lo que tengo ganas de hacer. He vivido mi vida a mi manera y no he vivido una vida que otros quieren que viva. Y quizás eso es lo que le gusta de mí a la gente y lo que ha permitido tener todos estos logros, partiendo por el Miss Universo”.
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