“Señora muerte…”
Llegué a creer que Luz Marina Zuluaga era inmortal porque el paso del tiempo hizo poca mella en su bella figura, y a sus 77 años era una hermosa mujer.
En julio de 1958 Colombia salía de un período atroz de una de sus recurrentes violencias. Se había logrado la consolidación del Frente Nacional que puso fin a la guerra civil no declarada entre liberales y conservadores. Alberto Lleras, uno de los más grandes líderes que registra la historia, se posesionaría el 7 de agosto de la Presidencia de la República, luego de que el Plebiscito del 1° de diciembre de 1957 acogiera una reforma constitucional que garantizaba el reparto del poder entre las dos colectividades hasta entonces en conflicto.
El año anterior, en Cartagena, Doris Gil Santamaría fue coronada Señorita Colombia, y Luz Marina Zuluaga quedó virreina. Doris -años después asesinada cobardemente junto a su marido Helmuth Bickenbach en el secuestro de ambos- renunció al título y Luz Marina fue al concurso de Miss Universo en Long Beach y de allá trajo el cetro.
Al año siguiente en la Feria de Tuluá la conocí y realmente era de una belleza espectacular, con rostro y medidas perfectas, y con la distinción propia de su estirpe manizalita, cuya gente es orgullo del país, y Luz Marina fue la más fiel exponente de su raza.
Vuelvo la memoria a 1958 y la veo en su llegada a Bogotá en un automóvil convertible y con la muchedumbre en las calle ovacionándola con ese espíritu de súbditos que tenemos los colombianos. Me parece que fue ayer y siento su muerte como la sentimos todos sus compatriotas. Con ella se va un trozo de lo mejor de Colombia.
http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/jorge-restrepo-potes/senora-muerte
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